martes, 19 de julio de 2011

Señor de Sipan



El Señor de Sipán fue un rey de la cultura Mochica, desarrollada en territorio del actualPerú. Su fabulosa tumba fue hallada en la región Lambayeque y su antigüedad llega a los 1.600 años.
El sitio arqueológico se compone de tres pirámides ubicadas al norte del pueblo de Sipán, a 26 km. al este de la ciudad de Chiclayo. El complejo arquitectónico se encuentra comunicado entre sí por plazas y puentes en una demostración de refinamiento y avanzada ingeniería para la época.
La pirámide más importante es la más pequeña y aislada, donde se han encontrado las tumbas reales. Allí fue enterrado el Señor de Sipán, junto con otras 8 personas de su séquito incluyendo: dos mujeres jóvenes, su esposa, un niño, un jefe militar, el portaestandarte, el vigía, el guardián de la tumba, dos llamas y un perro.




TuMbAs ReAlEs





Vestimenta
En la vestimenta de este guerrero y gobernante que medía aproximadamente 1.67 m y que falleció a los 3 meses de gobernar; destacan las joyas y ornamentos de la más alta jerarquía como pectorales, collares, narigueras, orejeras, cascos, cetros y brazaletes. Predominan en estas piezas el uso del oro, de la plata ,del cobre dorado y de las piedras semi-preciosas. En su sepulcro, se hallaron más de 400 joyas.
El collar de oro y plata es un símbolo religioso de los dioses principales, el Sol y laLuna. Al lado derecho del pecho, el collar era de oro y al lado izquierdo de plata. Simbolizaba la visualización de ambos dioses en el firmamento en un momento del día. Es decir, el perfecto equilibrio deseado, según la mitología mochica.



Descubrimiento    


Era febrero de 1987 cuando el doctor Walter Alva, el arqueólogo Luis Chero, y su equipo se decidieron a excavar en la zona de Sipán, al norte dePerú, en la región de Lambayeque. Al poco de comenzar las excavaciones los hallazgos fueron realmente sorprendentes pues encontraron en una tumba el esqueleto de un guerrero con los pies cortados. En los tiempos a los que pertenecía ese guerrero aquéllo era el símbolo de vigilancia perpetua, de modo que parecía que algo más debía haber escondido y que seguramente sería lo que ese guerrero vigilaba.   Justo debajo de aquel guerrero, a unos metros más de profundidad estaba lo que eternamente debía permanecer oculto: una cámara subterránea de 25 metros cuadrados. Cuando se quitó las vigas que sellaban la cámara, la sorpresa fue mayúscula. Seguramente uno de los mayores descubrimientos arqueológicos del siglo XX. La historia del antiguo Perú mostrada a los ojos del doctor Walter Alva. Era el mes de julio de ese mismo año, 1987.

Era un conjunto perfecto, sorprendentemente simétrico, y de unas riquezas incalculables. En su centro destacaba la pequeña figura de un señor cubierto de joyas entre las que destacaba un disco de 92 milímetros de diámetro hecho de turquesas, coral y lapizlázuli y rodeado de esferas de oro puro. La vestimenta del señor también lucía turquesas y una corona de oro. Los huecos de los ojos se habían llenado con dos réplicas de sus ojos en oro. El mentón estaba protegido por una máscara, igualmente en oro, y la nariz por una nariguera del mismo metal precioso. El pecho tenía once pectorales con conchas de colores, brazaletes con turquesas, un lingote de oro en su mano derecha (el Sol) y uno de plata en la izquierda (la Luna). A su lado un cetro rematado en una pirámide de oro, y finalmente un collar con 71 esferas de oro. Pero el mayor tesoro encontrado fue una diadema de 62 cms. de ancho y 42 de alto, cómo no, de oro.
Pero el Señor de Sipán no estaba sólo. A su lado se encontraron los esqueletos de dos soldados, también cubiertos de oro y turquesas, que se encargaban de protegerlo en la vida eterna. Además, había dos mujeres que probablemente serían sus esposas, otra mujer más y un niño, y un perro.

En todo el enterramiento aparecieron cientos de obetos con piedras preciosas, metales como oro y plata y cerámicas valiosas. Pero aún así, la gran riqueza de este descubrimiento no fueron sus tesoros, sino descubrir su Historia, su pasado, y conocer de primera mano el auténtico pasado del Perú norteño, sus raíces y cultura, la de los mochiques o moches a quien pertenecía el señor Sipán.




El descubrimiento de la tumba del Señor de Sipán, gobernante de la cultura Mochica en Perú, es, junto con los Guerreros de Terracota en Xian, China, uno de los más importantes hallazgos arqueológicos delas últimas décadas. La portada del New York Times, entre las muchas publicaciones internacionales que le dedicaron artículos, resaltaba la frase 
“Hazte a un lado, Tut”en referencia a la famosa tumba egipcia de Tutankamón.
     




El Museo Tumbas Reales del Señor de Sipán, en Lambayeque, al norte del Perú, obra del arquitecto Celso Prado Pastor, muestra en detalle los contenidos de este hallazgo y es (lo digo sin chauvinismos) uno de los más emocionantes museos históricos que haya visitado, tanto por la extraordinaria calidad de la muestra que allí se expone, como por la museografía, que recrea la aventura de los arqueólogos que descubrieron el más importante tesoro funerario de las Américas.




       

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